Seamos realistas. ¡Los costes de la vivienda y el alquiler son demasiado elevados en toda Europa! Necesitamos más inversión y más regulación para garantizar que nuestra ciudadanía, que tan duro trabaja, pueda permitirse poseer o alquilar una vivienda. La vivienda debe estar al servicio de las personas y no tratarse como un activo con el que puedan comerciar los ricos. Además, queremos que el sinhogarismo pase a ser cosa del pasado y todo el mundo tenga un lugar cálido al que llamar hogar.
Cualquiera que sea su edad, queremos que los trabajadores y trabajadoras estén protegidos. Los períodos de prácticas, por ejemplo, siempre deberían recibir un salario digno. ¡Hay que dejar de explotar a nuestra juventud! Queremos una ley de la UE que prohíba los períodos de prácticas no remunerados.
También necesitamos que los trabajadores y trabajadoras estén a salvo de sustancias nocivas como el amianto. Asimismo, las nuevas tecnologías, como la IA, no deberían dejar que el lucro y la comodidad prevalezcan sobre los derechos humanos.
Tampoco hemos de olvidar a los trabajadores y trabajadoras que nos reparten hamburguesas a altas horas de la noche: los trabajadores y trabajadoras de plataforma deben recibir el mismo trato que cualquier otro trabajador, ¡con derechos como asistencia sanitaria y una remuneración justa!
El aborto supone un gran problema para cientos de millones de mujeres cada año, puesto que la falta de acceso a un aborto seguro, oportuno y asequible plantea un riesgo para el bienestar físico, mental y social de mujeres y niñas, también en la Unión Europea.
Decenas de miles de mujeres mueren a causa de un aborto inseguro cada año: unas muertes que podrían evitarse fácilmente con un acceso legal, seguro y asequible al aborto para todas aquellas que se lo planteen. Para que todo el mundo pueda vivir la vida que desea, queremos que los hombres que ocupan puestos de poder respalden la elección de las mujeres, los derechos de las mujeres y la vida de las mujeres.
Aunque sea difícil de creer, todavía vivimos en un mundo en el que a las personas se las acosa —ya sea a través de la violencia o de la palabra— simplemente por su aspecto o por la persona a la que aman. La comunidad LGBTIQ, en particular, ha afrontado innumerables penurias y discriminación a lo largo de los años, solo por el hecho de ser quienes son. Queremos un mundo en el que todos y todas puedan vivir abierta y libremente, sin miedo a ser juzgados o a sufrir daños. Se trata de una lucha por la igualdad, el respeto y el amor, y seguiremos pidiendo este deseo cada año.
Nuestro planeta no goza de buena salud, ¡y tenemos que hacer más! Queremos poder beber agua sin miedo y respirar el aire sin correr el riesgo de padecer un cáncer u otra enfermedad. Queremos que las industrias contaminantes asuman sus responsabilidades. Esto conlleva regular las empresas nocivas que priorizan la obtención de beneficios en detrimento del planeta, así como imponer unas normas medioambientales más estrictas en todos los sectores económicos. ¡Queremos mariposas y arcoíris y no microplásticos, sustancias PFAS y plaguicidas peligrosos!
No hay palabras para describir la crisis humanitaria en Gaza. Los bombardeos israelíes han provocado más de 43.000 muertes, hay familias desplazadas de forma masiva, muchas personas se enfrentan a la hambruna y los campos de refugiados son blanco de ataques. Asimismo, las autoridades israelíes han prohibido la ayuda esencial de la UNRWA, dejando a millones de personas sin alimentos, agua o asistencia médica. Exigimos un alto el fuego inmediato en Gaza, la liberación de los rehenes israelíes, ayuda humanitaria sin restricciones y una paz justa y duradera basada en la solución de dos Estados. Si bien Israel tiene derecho a su legítima defensa, esto debe ser conforme con el derecho internacional humanitario. El mundo no puede hacer la vista gorda ante el sufrimiento palestino. Dejemos que la humanidad inspire nuestra acción.
Queremos que Rusia abandone todo el territorio ucraniano de inmediato, incluida Crimea, y que Putin sea juzgado ante la Corte Penal Internacional por crímenes contra la humanidad. El Gobierno ruso debe pagar por el dolor y el sufrimiento que ha causado al pueblo ucraniano a lo largo de la última década. También queremos que Rusia cierre todas sus “granjas” de desinformación y deje de inmiscuirse en otros países. La Unión Europea debe alzarse en contra de dictadores como Vladimir Putin.
La demonización de los migrantes y refugiados ya está durando demasiado tiempo; esto tiene que cambiar. Queremos que todo el mundo sea tratado con dignidad, y que haya unas políticas que sean humanas y promuevan unas comunidades inclusivas. Para nosotros y nosotras, está muy claro: la migración es gestionable. Queremos una política de migración que sea justa para todo el mundo. ¡Y, ante todo, queremos que la derecha y la extrema derecha dejen de simplificar cuestiones complejas culpando a los migrantes y los refugiados!