Con una intervención clave del presupuesto de la UE conseguimos distribuir 4.200 millones de dosis de vacunas contra la Covid-19, adquirir 3.700 millones de equipos de protección individual y alrededor de 12.500 respiradores; el paquete invernal proporcionó 20.000 millones de euros adicionales para abordar la crisis energética; se posibilitó la educación o formación de 6,9 millones de europeos y europeas; se aumentó la capacidad de las infraestructuras de atención a la infancia y educación en beneficio de más de 24 millones de personas, y 63 millones de personas disfrutan ahora de servicios sanitarios mejorados en toda la UE. Asimismo, se brindó apoyo a más de 5 millones de empresas y, en general, la UE ha aumentado su consumo de energía a partir de fuentes renovables en más de 6.000 MW, lo que equivale a alrededor de 2.400 turbinas eólicas.
Se han realizado más inversiones en proyectos relacionados con el clima garantizando que al menos el 30 % (67 millones de euros) del Fondo Europeo de Desarrollo Regional se destine a una transición verde y baja en carbono hacia una economía de cero emisiones netas de carbono y una Europa resiliente, y que el 37 % (17 millones de euros) del Fondo de Cohesión (que presta apoyo a los Estados miembros con una renta nacional bruta —RNB— per cápita inferior al 90 % de la media de la EU-27) también se destine a este fin, por ejemplo, en proyectos relacionados con la energía o el transporte, siempre y cuando estos sean claramente beneficiosos para el medio ambiente en términos de eficiencia energética, utilización de las energías renovables, desarrollo del transporte por ferrocarril, apoyo a la intermodalidad o refuerzo del transporte público.
Hemos conseguido una mayor flexibilidad en la utilización del presupuesto de la UE, una simplificación de los procedimientos y recortes en la burocracia, que supone una carga para el proceso de ejecución de los fondos de la UE.
Un logro fundamental del S&D ha sido que ahora la financiación de la UE debe diseñarse y ejecutarse atendiendo a la dimensión de género. Solo habrá fondos de la UE disponibles para proyectos que promuevan la igualdad de género y tengan en cuenta las necesidades y retos tanto de hombres como de mujeres.
Las inversiones de la UE tienen que estar en consonancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y el Acuerdo de París sobre el clima. Los proyectos financiados por la UE no deben dañar el medio ambiente ni la biodiversidad (el denominado principio de “no causar perjuicio significativo”).
Hemos garantizado que no se destine financiación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional o del Fondo de Cohesión a los combustibles fósiles.
Conseguimos la posibilidad de invertir con fondos de la UE en vivienda social para los hogares de bajos ingresos en toda Europa, prestar apoyo financiero al sector ferroviario público, aumentar el gasto en desarrollo urbano sostenible en cada Estado miembro del 6 % a un mínimo del 8 % del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (equivalente a 450 millones de euros), además de inversiones específicas para las zonas rurales y despobladas.
Todos los nuevos programas de inversión al amparo del Fondo Europeo de Desarrollo Regional y el Fondo de Transición Justa tendrán que vincularse al principio del pilar europeo de derechos sociales de crear puestos de trabajo de calidad, lo que significa que se prestará una atención especial a aquellos territorios que sufran las mayores pérdidas de empleo, así como a los desafíos sociales, económicos y medioambientales a nivel regional en lo que respecta, por ejemplo, a la diversificación económica y el reciclaje profesional.
Estuvimos al frente de la creación de la Garantía Infantil Europea con el establecimiento de un fondo específico de al menos 20.000 millones de euros. Los Estados miembros que se sitúen por encima de la media de la EU-27 en cuanto a riesgo de pobreza y exclusión social están obligados a invertir al menos el 5 % del Fondo Social Europeo+ en la Garantía Infantil.
Tenemos que utilizar el presupuesto de la UE en beneficio de la ciudadanía con medidas para combatir la pobreza energética, promover el desarrollo de las fuentes de energía renovables, invertir en eficiencia energética y reducir la demanda energética.
Tenemos que financiar soluciones para hacer realidad la transición digital, ecológica y social a través de proyectos que creen nuevos puestos de trabajo de calidad y mejoren los existentes y mejoren asimismo la planificación urbana, la vivienda y el transporte público.
Debemos utilizar instrumentos adecuados, como la política de cohesión, para hacer frente a necesidades acuciantes como la modernización industrial, la lucha contra la despoblación y la fuga de cerebros, la mejora de las condiciones de trabajo y de vida de los ciudadanos en todas las regiones de todos los Estados miembros y el refuerzo del papel de los entes locales y regionales.
Tenemos que sacar de la pobreza al mayor número posible de niños y niñas con la ayuda de los fondos de la UE y garantizar que tengan acceso a una atención sanitaria, una educación y una atención a la infancia gratuitas y calidad, así como a una vivienda digna y una alimentación adecuada. Queremos que haya un presupuesto específico de 20.000 millones de euros disponible para ese objetivo.
Tenemos que brindar apoyo a Ucrania y su pueblo mientras combate en la guerra de agresión rusa con más de 28.000 millones de euros del presupuesto de la UE.
Para que la UE pueda disponer de medios a la altura de sus ambiciones, tenemos que establecer un sistema de nuevos recursos propios, obtenidos de forma equitativa, para el presupuesto de la Unión, con el fin de aumentar el volumen del presupuesto y reducir también las contribuciones nacionales realizadas por los Estados miembros. Entre estos recursos propios, pedimos un impuesto sobre las transacciones financieras, un impuesto a los superricos, una ampliación de los impuestos sobre los beneficios extraordinarios de la UE a todos los sectores que se hayan aprovechado de las crisis globales y un impuesto mínimo de la UE sobre las plusvalías.